MANOLO CARDO, I Banquillo de Oro Ramón Encinas

Manuel Cardo Romero (Coria del Río, Sevilla, 16-abril-1940) es historia viva del Sevilla FC y merecedor de poseer el primer Banquillo de Oro Ramón Encinas de la entidad en justo tributo a los servicios prestados como entrenador del primer equipo del club nervionense, al que impulsó desde la persistente mediocridad hasta la pujanza deportiva, participando dos años seguidos en la Copa de la UEFA, con un juego vistoso y atractivo que hizo disfrutar al sevillismo. El galardón que lleva el nombre del técnico gallego que logró con el Sevilla FC su única Liga 45/46 -además de la Copa de 1935- marcando una época gloriosa del club, no podía llegar a otras manos que las de Manolo Cardo. Un adelantado a su tiempo que firmó otra emblemática etapa dirigiendo al equipo entre diciembre de 1981 y junio de 1986. Le dio su sitio a la fructífera cantera sevillista, hizo debutar a jugadores que fueron después internacionales y atesora algo que no pueden decir muchos: gozaba y sufría al mismo tiempo de su pasión sevillista, con toda la honestidad y la sapiencia futbolísticas.

Manolo Cardo dirigió al equipo de Nervión durante cinco campañas, en las que obtuvo dos clasificaciones consecutivas a Europa y logró distinguir e impulsar al equipo, basado sólo en la cantera y sin apenas refuerzos, con noches memorables como la del PAOK de Salónica (4-0). Su tarjeta de visita -supliendo a Miguel Muñoz en un Sevilla en los fondos de Primera división- no fue otra que firmar en La Romareda un recordado 1-4, con cuatro goles de Pintinho y el debut estelar y genial de un canterano llamado Francisco. El coriano de oro tiene también en su haber el gran mérito de confiar en muchos futbolistas de la casa, entre ellos, el citado Francisco, Rafa Paz, Ramón Vázquez o Manolo Jiménez, internacionales con la Roja.

Números históricos en el banquillo

Entrenador ya inolvidable para el sevillismo se trajo innovación t aire fresco, dando ilusión a la cantera y fulminando de un plumazo la mediocridad del Sevilla. Agarró por sorpresa al equipo a comienzos de los ochenta, tras la repentina destitución de Miguel Muñoz. Y con esa raza genuina de entrenador de la casa que miró siempre a los escalafones inferiores, llevó al equipo a Europa, con un estilo de juego con el que se identificó plenamente la afición. Entre los innegables méritos de Cardo está ser el entrenador que más encuentros ha dirigido al Sevilla FC en Primera División, (156), seguido de Joaquín Caparrós (152) y el laureado Unai Emery (123). El coriano en sus 200 partidos, 2º en el escalafón tras el utrerano (226), sumando citas en la Copa de la Liga, Copa del Rey y la citada UEFA, y superando a Emery (187) y el propio Encinas (179). Hay quien señala con ajustada opinión que si el coriano de oro hubiese tenido en sus manos un plantel de una mayor calidad y talento hubiera tocado plata. Lo demuestra el hecho del gran rendimiento que le sacó a sus diferentes plantillas, pese a ser muchos de ellos productos de la cantera.

Un legado que permanece

Ese gran legado del coriano de oro se refleja en el recuerdo de antiguos jugadores sevillistas que estuvieron a las órdenes de Cardo. Francisco López Alfaro destacaba que el coriano: “Tenía la virtud de hacer llegar lo que quería a los futbolistas”, Pablo Blanco comentó que: “Realizó una labor magnifica en una época muy difícil”. Curro San José resaltó que Cardo fue “un entrenador de la casa” y Ramón Vázquez subrayó que Manolo “marcó un hito en la historia del Sevilla FC”. Todos ellos y muchos otros, conocedores de las virtudes de Cardo, son la memoria perenne de lo que significó en la historia sevillista, un primer e ilusionante guiño de lo que ha venido después. Por ello, Manolo Cardo recibió en un emotivo acto el 6 de junio de 2013 el I Banquillo de Oro Ramón Encinas, acto presidido por José María del Nido, junto a autoridades sevillanas y gallegas y muchos de los que fueron sus pupilos en la entidad sevillista.